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febrero 6, 2025
Mi primer viaje a las Islas San Blas, Panamá, en 2015, se convirtió en una de las experiencias más inolvidables de mi vida. En ese momento, trabajaba en la agencia de viajes Cacique Cruiser, y mi jefe, con la intención de mejorar mis habilidades para vender el destino en español, decidió enviarme a San Blas por una noche y dos días. La idea era simple: conocer el paraíso de San Blas a fondo para brindar una mejor experiencia a nuestros clientes. Sin embargo, el destino tenía planes aún más emocionantes para mí.
Al llegar, me uní a un grupo diverso de 12 viajeros de Alemania, Bélgica, Estados Unidos y Canadá. Cada uno había elegido un paquete diferente: algunos en Coconut Express, otros en Chill, y algunos en el exclusivo Island-Hopping, que incluía visitas diarias a distintas islas paradisíacas. El día era perfecto: el sol brillaba intensamente y todos estábamos listos para una gran aventura en el archipiélago de San Blas.
Justo cuando pensaba que todo iba según lo planeado, el guía de la empresa decidió renunciar y regresar en el mismo bote en el que habíamos llegado. De repente, me encontraba en una encrucijada inesperada: mi jefe me preguntó si podía quedarme y asumir el rol de guía en San Blas por esa semana.
Lo que iba a ser un viaje de dos días se convirtió en una estancia de seis noches y siete días en las hermosas playas de San Blas. Y para añadir un reto adicional, mi nivel de inglés en ese momento era bastante básico.
Al principio, mis frases en inglés eran rudimentarias, como si estuviera aprendiendo a hablar por primera vez: “time eat”, “go now”. Pero pronto, lo que parecía una barrera se convirtió en una gran oportunidad. Día tras día, mis habilidades lingüísticas mejoraron rápidamente.
Poco a poco, pude compartir con los viajeros la increíble cultura Guna, describir las maravillas de las islas de aguas cristalinas y disfrutar del paraíso caribeño de San Blas con sorprendente fluidez.
Esa experiencia no solo fortaleció mi inglés, sino que también profundizó mi amor por San Blas. Desde aquel viaje, las Islas San Blas se convirtieron en mi destino favorito en Panamá. Ahora, tengo el privilegio de ofrecer a otros viajeros las mismas experiencias inolvidables que transformaron mi vida.
Si alguna vez te has preguntado cómo un viaje puede cambiar tu vida, mi historia con San Blas, Panamá, es el ejemplo perfecto. No solo descubrí un destino de ensueño, sino que también encontré una nueva pasión y propósito en la aventura.
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